Coincidir ¿para qué?

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Dos amigos vuelven de fiesta a las 3 de la madrugada un fin de semana. Podía haber sido un fin de semana más. De esos donde las risas y las confidencias se entremezclan con las reflexiones serias sobre cómo va el trabajo y la política del país.

Treinta años no importan, si el momento es mágico. Como dos chiquillos juegan a empujarse y darse abrazos, conectando con los niños interiores más allá de la piel.

Una de esas bromas, precipita a uno de los muchachos al suelo, más allá de la acera, tras tropezar. La fatalidad, hizo coincidir el preciso instante de la caída con el espacio. Tiempo y espacio fatídicamente unidos. Un coche de la policía, corría por la vía para atender una urgencia. El atropello provocó una inevitable muerte. El impacto colapsó al compañero, que perplejo vio como la vida de su amigo se detuvo inexorablemente.

La vida para su amigo muerto en el suelo fue hasta ese preciso instante.

Este suceso me interpela, interrogándome sobre la más profunda, sensata y oportuna pregunta que cualquier ser humano podemos hacernos ¿para qué vivo?

El acontecimiento, me lleva a plantearme la pregunta sobre ¿qué hago con mi vida? Mi mente inquieta y pizpireta procura zafarse de la pregunta escurriéndose en la intelectualización: ¿Esa muerte responde a la predestinación?  ¿El destino o «Dios» tenían el evento programado? ¿O acaso el libre albedrío, la casualidad o el azar arbitrario fueron los causantes?

Me doy cuenta que estoy pensando, distrayéndome y evitando la pregunta fundamental: ¿Para qué vivo?.. Y reviso mi propósito de vida… Y tomo conciencia de dónde estoy… Y de qué hago… Y agradezco la oportunidad de continuar aquí y ahora.

Juan BELLIDO, palabra de coach.

www.juanbellido.com

NOTA: basado en hechos reales.

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