Una sociedad que oculta la muerte a los niños, pero celebra superficialmente la noche de los muertos, no parece muy sana emocionalmente.
Hablar de la muerte a los niños, parece una tarea no fácil para gran parte de la población. No todos los docentes están preparados para abordar el duelo y las pérdidas en el aula. Tampoco las familias saben cómo hacerlo. Por ello, la tendencia es ocultarlo o evadirlo.
Por contrapartida parece que las sociedades industrializadas estamos cada vez más preparadas para celebrar superficialmente que los muertos vuelven a recobrar vida. Algunos colegios animan a celebrar que los espíritus vagan libremente mostrando la casquería humana. Todo ello sin profundizar en el significado de la muerte, la vida, el dolor, o el sufrimientos…
Entiendo que trabajar el duelo puede no ser fácil, aunque es necesario. Incluir a los niños y jóvenes como parte de la sociedad que ama y que también se entristece por la pérdida de los seres queridos es indispensable.
Una sociedad que despoja a sus ciudadanos de la capacidad de preguntarse y responderse por los asuntos más profundos del ser humano está desprotegida.
Celebrar el disfraz ocultando el significado es incoherencia emocional.
Juan BELLIDO
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