«Con un buen guión puedes hacer una película buena o una película mala. Con un mal guión sólo tendrás películas malas «
Akira Kurosawa
En España se emite un programa de «competición» para demostrar quién es el mejor cocinero o cocinera del país*.
Begoña, es una de las aspirantes, había ganado una prueba del concurso anteriormente y como premio el programa le ofreció quitarle uno de los ingredientes a sus compañeros para la siguiente fase del concurso, donde debían demostrar su destreza y habilidad al cocinar un pescado.

Begoña no se lo pensó dos veces y le quitó el aceite de oliva a Barbara. «Se lo quito porque sé que lo va a necesitar», afirmó.
A su otro compañero Javier Estévez le retiró una botella de vino -manzanilla- ,presuponiendo que no lo iba a utilizar.
He aquí un claro ejemplo de competitividad mal gestionada.
Tras el suceso, los espectadores votaron en una encuesta realizada por la cadena televisiva Antena 3. Según esta fuente Begoña salió muy mal parada. El 82,5% de los votantes consideraba que la aspirante había jugado sucio contra Bárbara, mientras que un 17,5% opinaba lo contrario.
Es un claro ejemplo de cómo los valores internos de esta concursante, afloraron. Es cierto que las reglas del juego le permitían hacerlo, pero… los valores de la mayoría no dudarían de tildarla de mala persona. Tiene un mal guión interno. ¿Será buena jefa, con estos valores?
Con ojos de coach estoy convencido que no es mala persona, pero actuó con torpeza emocional y con poca inteligencia interpersonal en el acto. Su contrincante Bárbara, a la cual le quitó el ingrediente -casi imprescindible-, ni tan siquiera era un rival objetivo. En cambio al compañero que ayudó, sí que tiene un nivel profesional, que podría amenazar la conquista del ansiado primer puesto.
Su poca habilidad, dejándose secuestrar por las emociones, y anulando la razón, le ha dejado a todas luces, al descubierto.
Es un caso típico, que suelo ver a menudo en los «juegos que se juegan» en muchos colectivos y empresas. En los procesos de coaching grupal y coaching ejecutivo, uno de mis cometidos, es apoyar a las personas, haciéndoles de espejo, para que vean más allá de la visceralidad o la racionalidad.

Por otra parte a la otra concursante de Top Chef Bárbara, no le vendría nada mal un proceso de coaching personal, que la ayudara a reconocer su pose vital de víctima.
Bárbara mejoraría muchísimo con un proceso de reconocimiento de rol vital, de verse realmente, de encontrase consigo misma para mejorar sus habilidades interpersonales.
Si continúa a toda costa no enfrentándose a la realidad, sin querer oír, o echando la culpa a los demás, difícilmente aprenderá de esta la experiencia. Le recomiendo urgentemente un Coach Personal o Life Coach.
Juan BELLIDO, mirada de coach
* Aclaración para vosotros/as mis lectores/as que no vivís en España.